Es un panorama oscuro el que caminamos, sin darnos cuenta, aún con los momentos felices con amigos y familia, una vereda de negro empedrado que se rompe con una caricia, como de lejana tierra llega esta persona rompiendo paradigmas y nuestra manera de ver la vida, nos hace preguntarnos ¿cómo hemos vivido sin esas caricias? Y ya convertidos en adictos ocupamos todo el tiempo pensando y estando con esta persona especial.
viernes, 24 de abril de 2009
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